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Opinión sobre causas ambientales, a propósito del Día Mundial contra el Cáncer de Mama

22 October, 2011
El asesino de las mamas y la causa ambiental. Dr. Adrián Martínez. diarioinformacion.com. 22/10/11. La policía no es tonta, si ve pitillos en el lugar del crimen afirma: aquí han fumado. Si ven el mismo tipo de "tobas" en otros escenarios criminales cercanos en tiempo y forma es posible que deduzcan que el asesino es el mismo. O que todos los posibles asesinos son fumadores y compran el mismo tipo de tabaco, que ya es raro. El tabaco, en primera instancia, sería una prueba circunstancial del tipo de las casualidades a la vez que un verdugo justiciero en el tiempo. Pero su reiterada presencia le podría dar rango de causalidad.
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Aquí han fumado…
(Sertox)
El cáncer de mama ya es la primera causa de muerte en mujeres de 35 a 55 años en los países desarrollados. Que el país sea industrializado no es un capricho de la epidemiología: las mujeres que se desplazan desde países poco industrializados, y con tasas bajas de incidencia de este tumor, hacia países más industrializados, adquieren pronto el mismo riesgo que presentan las mujeres de ese país. Además se va adelantando la edad a la que comienzan a desarrollarse estos tumores. Circunstancia que desmiente a aquellos que opinan que el cáncer aumenta debido al aumento general de la esperanza de vida en la población. Si tal patología fuese cosa de mayores ¿por qué aumenta su incidencia en gente cada vez más joven? La respuesta puede estar en el ambiente. Más concretamente en los tóxicos que inhalamos, bebemos, comemos y depositamos sobre nuestra piel. Si esto es así en todos los tipos de cáncer más puede serlo en el de mama.
El asesino anda suelto y tal es el aumento de su incidencia que a principios de la década de los 50 las mujeres del Reino Unido diagnosticadas de cáncer de mama eran una de cada veinte. Hacia el año 2000 una de cada ocho. En España una de cada diez. Descontando otras causas, incluyendo las genéticas, podríamos plantearnos si hay relación entre este tumor y el aumento imparable de tóxicos ambientales debido a la permisividad, dejadez y estulticia política. Numerosos estudios han determinado factores que pueden estar influyendo en la expansión de este tipo de patologías. Entre ellos algunos contaminantes con capacidad para provocar una respuesta de tipo hormonal actuando como estrógenos extraños al cuerpo. Así, de entre las más de 500 sustancias estudiadas están los pesticidas organoclorados, las dioxinas, los PCBs, el hexaclorobenceno y el Bisfenol-A. Sustancias ya ubicuas (algunos se sorprenderían al leer la composición de los productos que llevan a sus casas) y que finalmente se depositan, dada su afinidad lipotrófica, en los pechos de la mujer por el alto contenido en grasa que estos presentan, actuando finalmente como receptáculos de aquellos persistentes contaminantes. Tanto que se han llegado a evidenciar hasta 17 pesticidas organoclorados en ellos. Además las mujeres que se exponían a los efectos combinados de los mismos tenían una probabilidad ¡4 veces superior! de tener un cáncer mamario frente a las no expuestas. Esos pechos podrían igualmente haber amamantado a un bebé que ya estuvo influenciado intrauterinamente por la carga tóxica de su madre. Intoxicación al cuadrado.
No faltan estudios que impidan la actuación urgente frente a ese anunciado asesino. La revisión realizada por la Breast Cancer Fund "El estado de la evidencia. ¿Qué conexión hay entre el medio ambiente y el cáncer de mama?" resume las conclusiones de 350 estudios a todos los niveles, acerca de los vínculos existentes entres esas sustancias químicas y este tipo de cánceres. Así a modo de resumen se suman sustancias como: DDT, dietilestrilbestol, ftalatos, cloruro de polivinilo, dieldrin, 1,3 butadieno, óxido de etileno, aminas aromáticas, heptacloro, triazina, y algunos compuestos presentes en productos de limpieza del hogar, aditivos alimentarios, disolventes, cremas solares. Etc. Etc.
Y ya que soy dado a los escenarios de crisis pregunto: ¿Han tenido que ver algo en la incidencia del cáncer mamario algunos anticonceptivos o la terapia hormonal sustitutiva como tratamiento de la menopausia? ¿Se añadirían estos fármacos a aquellas sustancias perniciosas como probables causas de este tipo de tumores, aparte de las socorridas circunstancias genéticas que no lo son sin las epigenéticas? ¿Cuántos abogados ya estarán viviendo -y vivirán- del Prempro? ¿Sabemos los médicos que aquellas promesas en torno a esas terapias hormonales no sólo eran falsas sino que eran y son peligrosas a pesar de lo que digan sus más recalcitrantes defensores? Así se desprendió de aquel famoso estudio del año 1998 llamado HERS donde se evidenciaron sus riesgos a medio y largo plazo, y, finalmente, con ese otro del año 2002 llamado "Womens Health Initiative" publicado en la revista americana JAMA -algunos no lo leyeron- y cuyos resultados indicaron el aumento de riesgo de padecer determinados cánceres incluyendo el que nos ocupa ¿Saben las mujeres, y los médicos, interponer la prevención antes que el diagnóstico o el tratamiento de este cáncer cuando este ya se ha desarrollado? ¿Nos gusta más actuar que prevenir? ¿A quién beneficia seguir negando la validez de la justificada teoría mediaoambientalista en la génesis de determinadas patologías tumorales?
La inmensidad -pareja con la dejadez política e investigadora- de que el cáncer de mama tenga causas medioambientales hace buena la afirmación de que los árboles nos impiden ver el bosque. Causas que ya se hicieron explicitas en las investigaciones de A. Soto y C. Sonnesschein (investigadores de la facultad de Medicina de Tuffs, en Boston) (1987) al descubrir que un cultivo de células de cáncer mamario que no debían crecer lo hacían desmesuradamente debido a una sustancia (el p-nonilfenol, añadida al plástico, tipo poliestireno, como antioxidante) con el que estaban hechos los tubos de ensayo que manejaban en sus experimentos. Lo mismo ocurrió con el citado Bisfenol-A (afortunadamente en los biberones de plástico se ha prohibido esta sustancia). Ambas con capacidad hormonal estrogénica y que, por ubicuas en la vida de los seres humanos en general y de las mujeres en concreto, significaron el acicate necesario para plantearse estas vías de investigación.
Afirmar hoy en día que la batalla contra el cáncer de mama se está ganando no deja de ser una presunción que convierte la inocencia de los números en realidad absurda. Ni la quimioterapia, ni la radioterapia, ni por supuesto la cirugía, están consiguiendo unos resultados tan alentadores que nos obliguen a recorrer una y otra vez los mismos caminos negando, al mismo tiempo, la posibilidad preventiva.
No, la policía no es tonta. Otra cosa es saber si llegara a identificar al "asesino de las mamas" que celebra cada 19 de octubre sus infames delitos mientras otros celebran, y está bien, haber encontrado sus colillas. Por el humo se sabrá dónde está el fuego. Viva el Día Mundial contra el Cáncer de Mama.
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