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Comentarios en entrevista desde España sobre sensibilidad química múltiple

6 August, 2011
Los enfermos de sensibilidad química múltiple alertan del aumento de casos por la contaminación ambiental. lavanguardia.com. 06/08/11. La OMS no reconoce la SQM como enfermedad; sí Japón, Alemania o Austria | Se calcula que unas 350.000 personas sufren intolerancia a agentes químicos | Actualmente se comercializan más de 100.000 productos químicos en la UE. Como esos pájaros a los que se enviaba al interior de las minas de carbón para comprobar si había gas grisú. De esa manera se ven los afectados de la sensibilidad química múltiple (SQM), trastorno provocado por la pérdida progresiva de tolerancia a agentes químicos tan diversos y comunes como productos de limpieza, colonias, disolventes, diversos alimentos, medicamentos y radiaciones electromagnéticas, entre otros. Sigue…
Comentarios en entrevista  desde España sobre  sensibilidad química múltiple
Areas limpias: un parque en Sevilla
(Sertox)
"Somos como esos centinelas de la mina, alertando a la sociedad de la presencia de miles de contaminantes por todos lados y los riesgos que para la salud conllevan. Muchos ciudadanos no lo sienten… aún, pero algún día su cuerpo puede reaccionar", explica Pilar Muñoz-Calero, presidenta de la Fundación Alborada, que ofrece la única clínica existente en España para tratar de manera integral la SQM y otras enfermedades a las que se relaciona con la polución ambiental como la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica (SFC) o las intolerancias alimentarias.

Aunque no hay cifras oficiales –la SQM no está reconocida oficialmente como enfermedad por la OMS. aunque sí en países como Alemania, Austria o Japón–, el doctor Joaquim Fernández-Solà –médico consultor de medicina interna del hospital Clínic de Barcelona y autor junto al doctor Santiago Nogué, jefe de sección de la unidad de toxicología clínica del hospital Clínic, del libro Sensibilidad química y ambiental múltiple. Sobrevivir en un entorno tóxico (Oxigen Viena Ediciones)– apunta a que hasta un 15 por ciento de la población general presenta mecanismos de respuesta excesiva frente a algunos estímulos ambientales. Y en un 5% esas alteraciones devienen en una patología con distintos grados de gravedad. En números, unas 350.000 personas.

Pilar, pediatra de 55 años, es también una enferma. "Yo llevaba una vida normal, como la de la mayoría de los españoles, trabajaba, viajaba, salía, comía de todo, fumaba… Hasta que un día, hace quince años, empezaron los síntomas: cansancio, dolor de piernas, molestias en las rodillas, en la espalda, contracturas musculares, problemas digestivos…". Y empezó el vía crucis de un médico a otro, de una especialidad a otra, con parada en psiquiatría, por supuesto… Pero Pilar no mejoraba. Al contrario, empeoraba, y mucho. "Hace cuatro años estaba casi muerta", recuerda, como también rememora este horrible año que pasó encerrada en su casa, con las ventanas precintadas, sin poder incluso ver a sus hijos.

Pero ahora lleva "una vida casi normal", asegura tras haberse sometido a tratamiento, el mismo que ella lleva a cabo en la fundación, ubicada en un finca situada a unos 40 kilómetros de Madrid, en un entorno limpio para los enfermos de la SQM. Cualquiera que vaya allí que se abstenga de utilizar maquillaje, cremas con olores, perfumes, lociones, desodorante, suavizantes y detergentes que emanen olores.

Estos mismos requisitos se solicitaron hace algo más de un mes para asistir al V Congreso Internacional de Medicina Ambiental, celebrado en el Colegio de Médicos de Madrid, en el que Pilar se centró en hablar de prevención, más que en recordar que esta es, hoy en día, una enfermedad sin curación.

"Evidentemente que no se cura, pero tampoco la diabetes y no por eso la gente deja de llevar una vida normal", insiste. Eso sí, para ello, tuvo que eliminar de su cuerpo todos esos tóxicos acumulados en los tejidos grasos, recuperar fuerzas y, desde entonces, llevar una vida lo más libre posible de químicos tóxicos.

Algo en absoluto fácil si tenemos en cuenta, tal como recordaron los expertos en este congreso, que desde 1965 se han creado cuatro millones de compuestos químicos de los que más de 100.000 se producen y comercializan actualmente, como los pesticidas organofosforados y organoclorados, carbamatos, disolventes orgánicos, mercurio, pesticidas piretroides y otros químicos habituales en el aire, el agua, los alimentos o la ropa. ¿Cómo librarse de esos contaminantes? Lo primero, eliminando todos los productos de limpieza –tanto para la casa como para la ropa– , que son muchos, y sustituirlos por bicarbonato, vinagre y limón. Fuera las cremas de cuerpo y cara –a cambio, aceite de oliva–, champús y suavizantes –salvo aquellos libres de productos químicos– y, sobre todo, consumir alimentos ecológicos. El móvil, apagado, y la ropa, mejor de algodón. El suelo de madera es preferible a la moqueta y si hay alfombras, que sean de lino orgánico. Y olvídese de materiales como el aglomerado o DM porque contienen formaldehido para los muebles… "O eso o di adiós a la salud", señala Muñoz-Calero.
Carta de una adolescente
"Tengo 14 años y padezco SQM"

Pido…
Esta carta fue enviada por una adolescente a la ministra de Sanidad, Leire Pajín, y facilitada a este periódico por la Fundación Alborada.
La misiva, según esta fundación, no recibió respuesta

"Me llamo Desiré López González, tengo 14 años y padezco sensibilidad química múltiple. (…) Mi historia (o infierno, por así decirlo) comenzó hace tres años, que pesaban como losas y parecían no tener fin. Por supuesto y como casi todas las personas con SQM, pasé por el hospital (en mi caso, Puerta de Hierro) y mi diagnóstico fue erróneo, tanto es así, que mis dolores de estómago y corporales, palidez, pérdida de peso, reacciones no encajaban con ninguna enfermedad conocida. Conclusión: producto de mi cabeza y anorexia (seguramente por el hecho de haber perdido peso). Pasó mucho tiempo hasta que me diagnosticaron SQM. Ahora, estoy mejor (no del todo, ya que sólo llevo tres meses de tratamiento) (…), pero es muy difícil porque mi vida ya nunca va a volver a ser como la de una adolescente de 14 años en el siglo XXI que estudia y tiene amigos. Para empezar, no puedo ir al colegio porque en la limpieza utilizan lejía y otros productos abrasivos y terribles que son mortales para las personas como yo (…) No puedo salir a la calle, ir por la ciudad, ya que la contaminación de los coches me afectaría, junto con otros factores, como son los perfumes, detergentes (…). Sólo pido que la SQM sea reconocida en la Seguridad Social (…) porque no quiero ser distinta y, como ciudadana, quiero gozar de los mismos derechos que los demás y que este tratamiento tan caro no corra sólo a cargo de mis padres (…) En 2.º lugar y no menos importante, pido por favor que ciertos productos con gran potencial abrasivo y perjudicial sean eliminados del mercado (como ejemplo, la lejía, ya fuera de países de la UE) e ir sustituyendo por productos sanos que no nos dañen, porque estamos hablando de nuestra salud y de un futuro digno para las personas que están por venir. Y en último lugar, pido una ayuda económica, ya que no sólo el tratamiento sino también una alimentación 100% biológica constituyen unos costes muy altos".
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