Abejas confundidas a causa del glifosato. Por Susana Gallardo. noticias.exactas.uba.ar. 04/09/14. Un estudio demuestra que las abejas que visitan flores alcanzadas por herbicidas sufren cambios en la percepción olfativa y gustativa, así como en la memoria de corto plazo. Además, llevan a la colmena polen y néctar con trazas de glifosato, lo cual puede tener efectos negativos a largo plazo.Actualmente, el uso extendido de pesticidas y herbicidas termina afectando a diversos organismos que no son los destinatarios originales de esos productos.
¿Para donde voy?
(SerTox)
Los investigadores sugieren que la exposición al glifosato afecta el sistema nervioso de las abejas, al actuar en la percepción olfativa y gustativa, así como en la asociación entre un estímulo y una recompensa. Foto: Exactas – ComunicaciónPor ejemplo, las abejas melíferas. En efecto, cuando ellas realizan su cotidiana recolección de polen y néctar, no pueden evitar la visita a aquellas flores que fueron alcanzadas por las fumigaciones. Un equipo de investigadores de Exactas-UBA determinó cambios en la conducta de estos insectos sociales, por ejemplo, dificultades para reconocer olores y memorizar la relación entre un olor y un néctar determinado.
“Aplicamos la dosis de herbicida que las mismas empresas y servicios agrícolas recomiendan usar, y trabajamos con abejas criadas en laboratorio y abejas de colmenas”, comenta Walter Farina, investigador del CONICET y profesor en el Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de Exactas-UBA.
“Quisimos conocer qué efectos podía tener el herbicida en variables de las conductas relacionadas con la obtención de recursos. Encontramos efectos sutiles en la sensibilidad gustativa de abejas expuestas a dosis mínimas de glifosato y en la forma en que establecían una asociación entre un olor y una recompensa”, explica Farina, cuyo trabajo fue publicado en Journal of Experimental Biology, junto con Lucila Herbert (primera autora), el estudiante Diego Vázquez y Andrés Arenas.Hasta el momento, no había estudios que evaluaran el efecto de herbicidas en un organismo no blanco como la abeja, y en dosis subletales, es decir, cantidades que no llegan a provocar la muerte. “Nosotros no trabajamos con el formulado comercial, que tiene aditivos, sino con el principio activo, que es el glifosato”, detalla Farina.
Numerosas pruebasLos investigadores realizaron diferentes experimentos: criaron abejas en laboratorio y también capturaron individuos en el apiario experimental. Luego, las entrenaron para buscar un alimento que presentaba trazas de glifosato, y las sometieron a ensayos de aprendizaje y memoria, o de sensibilidad gustativa. Por último, cuantificaron lo que ingería cada individuo, su actividad locomotora y la mortalidad.
Andrés Arenas, Lucila Herbert, Walter Farina y Diego Vazquez. Foto: Diana Martinez Llaser“El déficit encontrado no puede explicarse por un deterioro en el estado general o en problemas de locomoción, que no muestran diferencias con el grupo control”, comenta Farina. De hecho, las abejas continuaron con sus tareas de recolección y no presentaron dificultades tampoco en la danza.
Según los investigadores, los resultados sugieren que la exposición al glifosato afecta el sistema nervioso de las abejas, al actuar en la percepción olfativa y gustativa, así como en la asociación entre un estímulo y una recompensa. “Esos individuos necesitaron más eventos de aprendizaje para establecer una memoria”, subraya Farina.
Ahora surgen numerosos interrogantes, por ejemplo, si las abejas expuestas al glifosato se verán afectadas en su respuesta al estrés producido por la presencia de parásitos o patógenos; o si la combinación de un pesticida con el glifosato puede tener un efecto sinérgico.
Por otra parte, la posibilidad de acumular reservas contaminadas podría ser una bomba de tiempo. En efecto, a largo plazo podría poner en riesgo la supervivencia de la colmena, porque, al afectar la percepción sensorial y la memoria, podría causar problemas en la coordinación entre los diferentes individuos de esa sociedad. Según comenta Farina, “puede haber consecuencias que ahora no es posible determinar”.
El equipo está encarando nuevos estudios para determinar cómo se orientan las abejas en el campo si han ingerido glifosato. “Es un proyecto que estamos haciendo en cooperación con Alemania, que requiere trabajar con una tecnología muy avanzada, por ejemplo, radares armónicos y sensores que se le agregan a la abeja”, concluye Farina. _____________________________________________________________________________________________________
Leer relacionado: Apicultores mexicanos ‘ganan la batalla’ contra Monsanto.actualidad.rt.com. 18/08/14. Apicultores mexicanos del estado de Yucatán han logrado que la empresa biotecnológica Monsanto frene sus ambiciones para plantar miles de hectáreas de soja genéticamente modificada en el país. Un tribunal del estado de Yucatán revocó el permiso otorgado al gigante de la biotecnología por parte de la Secretaría de Agricultura, Pesca y Ganadería (Sagarpa) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en junio de 2012, que le permitió la siembra comercial de soja con la pesticida Roundup. El permiso había autorizado a Monsanto para que cultivara soja genéticamente modificada en siete estados del país, a pesar de las protestas de agricultores y apicultores, así como de los activistas de Greenpeace y de varias organizaciones ecologistas. Las evidencias científicas sobre las amenazas que plantean los cultivos de soja transgénica para la producción de miel en la península de Yucatán –que incluye los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán– convencieron al juez sobre la necesidad de la retirada del permiso. En consecuencia, este dictaminó que la coexistencia de la producción de miel y soja con el uso de organismos genéticamente modificados (OGM) no es posible, según publicó el diario ‘The Guardian’. México es el sexto mayor productor y el tercer mayor exportador mundial de miel. Unas 25.000 familias de Yucatán, región que produce alrededor del 40% de la miel del país, dependen de su producción. Cultivos de soja, maíz, canola, remolacha azucarera, algodón y alfalfa han sido modificados para ser resistentes al glifosato, el ingrediente activo de la pesticida Roundup. Algunos expertos sostienen que el glifosato representa un riesgo para la salud humana y animal, afirmación que Monsanto rechaza. Además de riesgos para la salud, este elemento causa daños al medio ambiente, al agua y a las colonias de abejas, que actualmente están disminuyendo con rapidez. Con esta decisión Yucatán se suma a Campeche, donde en marzo se adoptó una resolución casi idéntica. Las dos sentencias han establecido un precedente que ayudará a agricultores, activistas y ambientalistas a emprender acciones legales locales contra la implantación de la soja y el maíz genéticamente modificados.