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Diez mentiras en los medios de comunicación sobre las vacunas contra el coronavirus, dos sobre tóxicos

5 enero, 2021
Coronavirus: científicos del Conicet le dan batalla a las noticias falsas sobre las vacunas. lacapital.com.ar. 04/01/21. Diez mentiras extraídas del glosario sobre dichos irresponsables en los medios de comunicación y sus respectivas explicaciones. Coronavirus: científicos del Conicet le dan batalla a las noticias falsas sobre las vacunas Gentileza: Confiar. telam.com.ar Como una forma de hacerle frente a las noticias falsas, o fake news, sobre la pandemia de coronavirus, científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) elaboraron un glosario en la que desmienten algunas afirmaciones realizadas en los medios de comunicación y luego viralizadas a través de las redes sociales. En la página web Confiar, la institución desarrolla una completa lista denominada Infodemia, la epidemia informativa de la pandemia, donde entre «verdaderos o falsos» y desnudando fake news intenta ofrecer una mirada científica y certera de la circulación de los discursos sobre el coronavirus y sobre las vacunas que se desarrollan para desactivarlo. A seguir, diez de las recomendaciones del Conicet para darle batalla a la infodemia y reconocer al enemigo con datos chequeados por los expertos argentinos. 1.- Falso: Las vacunas de ARN causan esterilidad en hombres Hay vacunas en desarrollo, como la de ModeRNA y la de Pfizer, basadas en genomas virales que utilizan una porción del material genético (ARN) del nuevo coronavirus para que, al ser inoculado en nuestro organismo, el sistema de defensa lo reconozca y genere armas en su contra. Existe una enzima que sería «la puerta de entrada» del virus a nuestro cuerpo, la ACE2 que se produce en los testículos y es responsable de la fertilidad masculina. Pero la vacuna proveerá defensas contra la proteína S del virus y no contra la ACE2. Por lo tanto, la vacuna no generará esterilidad irreversible en los varones. 2.- Falso: Algunas vacunas no se probaron en animales y sí directamente en humanos Actualmente se encuentran en desarrollo más de 165 formulaciones vacunales para el nuevo coronavirus. Todas las vacunas se desarrollan siguiendo las fases de ensayo pre-clínico y clínico. El primero es en laboratorio y luego en animales. Si la vacuna confiere protección en animales se pasa a la segunda fase, la clínica, con ensayos en humanos. De las vacunas en desarrollo, al momento, hay 32 en sus fases clínicas. 3.- Falso: Las vacunas tienen ácidos nucleicos sintéticos que pueden generar cáncer De las vacunas que se encuentran en la última fase de los ensayos, algunas se basan en el mismo coronavirus pero atenuado o inactivado (como la de Sinopharm) para que no pueda multiplicarse; otras utilizan parte del material genético viral, como la de Pfizer y ModeRNA; y otras se basan en una porción del material genético del nuevo coronavirus dentro de otro virus que solamente actúa como “delivery” (como la de Oxford). Ni la vacuna de Pfizer, ni la de Oxford que se probó en 500 personas, mostraron por el momento tener efectos adversos graves en las personas a las que se les administró en los ensayos clínicos, ni hay casos que se hayan podido asociar a la generación de algún tipo de cáncer ni tampoco que haya dañado el sistema de defensa. 4.- Falso: Aplicada la vacuna Sputnik V, no se podrá tomar alcohol durante 42 días Rusia recomendó no hacer un uso excesivo del alcohol durante el período de vacunación. Las evidencias científicas indican que un consumo excesivo de alcohol perjudica al funcionamiento de nuestro sistema de defensas. El consumo excesivo crónico aumenta la susceptibilidad a las infecciones tanto bacterianas como virales y disminuye la efectividad de las vacunas. Por otra parte, el abuso del alcohol es perjudicial para la salud en general, con daños significativos en los órganos, aumento de la morbilidad y mortalidad. 5.- Falso: Las vacunas tienen mercurio tóxico que causa trastornos neurológicos El mercurio es un elemento natural que se encuentra en el aire, el suelo y el agua, y forma parte de la cadena alimentaria de peces, animales y seres humanos. Existe en forma elemental (metálico), como en los termómetros o baterías, y de sales, y la toxicidad en humanos se debe a cantidades elevadas en el organismo. El timerosal es un compuesto antiséptico y antifúngico que contiene mercurio. Puede usarse como conservante durante la fabricación de algunas vacunas que requieren de múltiples dosis. Pero se elimina casi por completo en la etapa final de la elaboración, quedando solo restos. Las vacunas que usan timerosal como conservante tienen una concentración de 0.01%, que equivale al mercurio encontrado (como metilmercurio) en aproximadamente 100 gramos de una lata de atún. 6.- Falso: Las vacunas tienen aluminio que provocan daños neurológicos El aluminio es un metal muy poco tóxico y se necesita una gran exposición para generar efectos dañinos en nuestro organismo. Las vacunas buscan entrenar a nuestro sistema de defensa para reconocer a los organismos que pueden enfermarnos. Algunas vacunas utilizan en su formulación sales de aluminio que ayudan a estimular a nuestro sistema de defensa para que reconozca al patógeno y responda mejor. Los niveles de aluminio contenidos en estas sales son demasiado bajos como para considerarse tóxicos. 7.- Falso: Las vacunas causan trastorno crónico del sueño En 2010 se detectó un aumento de casos de narcolepsia, un trastorno crónico del sueño, que se creyó asociado a una vacuna contra la gripe causada por el virus Influenza H1N1. Esta vacuna usaba un adyuvante, es decir un compuesto llamado AS03 para ayudar a la respuesta de nuestro sistema de defensas. De todos modos, no se pudo establecer si fue causado por la vacuna o por el adyuvante. Más aún, surgieron casos de narcolepsia en sujetos no vacunados e infectados naturalmente con el virus H1N1, sugiriendo que este efecto narcoléptico estaría asociado al virus en sí y no al adyuvante presente en la vacuna. Es más, luego de numerosas investigaciones clínicas y de farmacovigilancia, se demostró que el AS03 contenido en las vacunas es seguro. 8.- Falso: Las vacunas tienen ADN humano que puede alterar nuestro ADN El ADN es un compuesto orgánico llamado ácido desoxirribonucleico y es el material genético de distintos organismos. Los seres humanos están formados por conjuntos de células, que componen todos los tejidos, y cada una de ellas contiene ADN. Es el que tiene las instrucciones que la célula necesita para desarrollarse y funcionar, y a su vez es responsable de transmitir dicha información a la descendencia. Las vacunas suelen estar hechas con el mismo patógeno contra el cual se quiere proteger, o con alguna de sus porciones. Para poder generarla, se pueden usar células que provienen de distintos tejidos humanos o de animales como “fábricas” de estos virus. Pero ni las células animales ni su ADN quedan en la formulación final. 9.- Falso: Los niños producen anticuerpos más débiles que los adultos Si bien la cantidad de niños y niñas que han contraído COVID-19 es menor que las personas adultas, también pueden infectarse, enfermarse y contagiar el virus a otras personas, así como, en casos extremos, morir. Además, existe una condición médica asociada a COVID-19 llamada Síndrome Inflamatorio Multisistémico (MIS-C) que ocurre en niños y niñas, pero aún se desconoce cuáles son las causas. Se ha documentado ampliamente que tanto niños como adolescentes que se habían recuperado de Covid-19 presentaban defensas en forma de anticuerpos específicos contra el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2). 10.- Falso: La leche materna es capaz de matar al coronavirus En un estudio preliminar de laboratorio se vio que la leche materna de mujeres sanas (sin defensas para el nuevo coronavirus) era capaz de impedir que las células se infectaran con un virus, distinto al coronavirus. El estudio sugiere que algún componente de la leche materna aún no identificado podría inactivar al virus. De todos modos no está demostrado en ningún caso que la leche materna inactiva a todas las cepas del coronavirus ni que sea eficaz como tratamiento de Covid-19. Aún se necesitan más estudios para saber si la leche materna sirve para impedir y tratar la infección con el nuevo coronavirus circulante.
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